El 12 de septiembre, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, pronunció su cuarto y último discurso sobre el estado de la Unión ante el Parlamento en Estrasburgo. Pidió una Europa fuerte y unida y alertó contra los peligros del populismo. A ocho meses de las elecciones europeas, en el debate de Estrasburgo se trazó una senda ambiciosa para los Veintisiete.

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Estado de la Unión 2018

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Ha sido el cuarto y último discurso sobre el estado de la Unión 

del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en el Parlamento Europeo. 

Me gustaría que las elecciones del año que viene marcaran un hito en la democracia europea. 

A ocho meses de las elecciones europeas, 

el debate ha sido una oportunidad para trazar una senda ambiciosa

  El Parlamento Europeo quiere, más que nunca, estar en el centro de la democracia. 

Les agradezco las iniciativas para garantizar la seguridad de las elecciones europeas. 

No decidirán los troles, ni las noticias falsas, ni Cambridge Analytica: decidirán los ciudadanos. 

Quiero pedir a la Comisión que, en los próximos meses,

 adopte un paquete de medidas para proteger nuestras elecciones

Juncker destacó lo necesaria que es la unidad ante el avance del populismo.

Esta creencia de que unidos somos más fuertes es la esencia misma 

de lo que significa formar parte de la Unión Europea. 

Los eurodiputados recordaron los logros de Juncker y pidieron que se actúe sobre la migración, 

 Debemos abrir vías legales para la migración. 

Lo que hemos vuelto a presenciar este verano en el Mediterráneo es un escándalo. 

El cambio climático está ocurriendo ya. 

La buena noticia es que sabemos lo que debemos hacer.

Tenemos que admitir que, diez años después de la crisis financiera, 

muchos países no han recuperado el nivel de prosperidad anterior. 

Otros hablaron de los actuales motivos de discordia en Europa. 

El número de personas que están profundamente insatisfechas 

Usted no ha hecho mención de la revuelta populista

 que se está extendiendo por prácticamente todos los Estados miembros. 

La acción de su Comisión es opaca, antidemocrática e intransigente. 

Juncker destacó la necesidad de convertir a Europa en un actor global con mayor peso

 en la escena mundial, a fin de proteger a la Unión para las generaciones futuras.