La destrucción de objetos culturales y la falta de educación de los refugiados también son cuestiones humanitarias y de seguridad, asegura la directora general de la UNESCO, Irina Bokova.

La diversidad cultural es fundamental para superar la crisis

https://api.multimedia.europarl.europa.eu/documents/20125/12099240/n003-0369-es.srt

La ciudad antigua de Alepo y Palmira  son solo algunos ejemplos.

Con la destrucción de objetos culturales  y el comercio de arte en Oriente Medio,

todo un capítulo de la historia  de la humanidad está desapareciendo.

Para Irina Bokova,  directora general de la UNESCO,

el diálogo intercultural y la educación  son elementos fundamentales

para resolver el flujo de refugiados  y el avance del Daesh.

Irina Bokova, hola.  Bienvenida al Parlamento.

Cuando observa el trato que reciben  estos 160 000 refugiados,

que la UE no logra alcanzar un acuerdo,  ¿cuál es su reacción?

¿Todavía puede hablarse  de diálogo intercultural en Europa?

Creo que la cuestión de  la diversidad cultural y la convivencia

se hará más patente cuando pase  esta crisis, esta tragedia de los refugiados.

Se trata de tolerancia,  de entendimiento mutuo, de respeto,

de cómo vivir en sociedades democráticas  respetando a los demás.

Y de convivir como vecinos,  eso es lo más difícil.

Pero ¿cuál es su análisis de la situación?

para ponerse de acuerdo en torno  a la distribución de 160 000 refugiados.

Para mí no es fácil juzgarlo,  porque es un debate europeo.

Hay muchos aspectos a tener en cuenta.  Aspectos legales, etc.

También políticos, ya que  existen distintos niveles de desarrollo.

Creo que el espíritu europeo  es humano, es un enfoque humano.

y apoyan y respetan  la dignidad humana.

a la hora de trasladar sus valores  y ayudar a los refugiados.

Sigamos con la situación  de los refugiados en Oriente Medio.

¿Qué puede hacer la UNESCO?  No puede enviar soldados, no los tiene.

era poner de relieve  la destrucción del patrimonio cultural

en el debate sobre las cuestiones  humanitarias y de seguridad.

Al principio no fue sencillo,  pero ahora se entiende

que no podemos elegir entre las cuestiones  humanitarias y la destrucción.

O apoyamos a la población  o apoyamos la destrucción.

Porque forma parte del espíritu humano.  Forma parte de su identidad.

Usted habla de diversidad,  de la importancia de la educación

en los campos de refugiados,  ya sea en Turquía o en Líbano,

para que la gente pueda entender  su historia. ¿Qué pueden hacer?

Es la clave. Incorporar la educación  a las respuestas humanitarias es crucial.

Por desgracia, solo el 2% de la ayuda  humanitaria se destina a la educación.

Y podemos observar... Yo he visitado  Jordania, Irak, Líbano...

Sé lo mucho que sufren  los niños y sus familias,

porque la gran mayoría de esos niños  llevan cinco años sin ir a la escuela.

Podrían representar una generación perdida  para Siria e Irak,

pero también una amenaza  para la seguridad,

no encontrarán empleo ni se integrarán  en la sociedad. Serán marginados.

Y eso es una amenaza  para la seguridad.

Una última pregunta:  ¿cómo actuamos contra el tráfico de arte?

Ha hablado del Daesh, de al-Nusra,  pero no son los únicos.

Está claro que en Siria, Bashar al-Assad  también participa en el tráfico.

Hemos colaborado  con el Consejo de Seguridad.

Adoptaron una resolución muy importante,  la 2199, el 12 de febrero de este año,

en la que nos encargan  a la UNESCO y a Interpol

que cooperemos con nuestros aliados  y sus países vecinos

para acabar con el tráfico ilegal de arte  para financiar el terrorismo.

Lo que hemos hecho,  y seguimos trabajando en ello,

es crear una plataforma para que Interpol  y la Organización Mundial de Aduanas

envíen expertos a los lugares afectados  y cooperen con los países.

Ya hemos convencido  a más de 30 países,

en su mayoría países colindantes  y países europeos,

de que revisen sus leyes,  sobre todo las normativas de importación,

porque no es solo una cuestión  de exportación, sino también de importación

de objetos culturales ilegales  procedentes de Siria e Irak.